Podemos ver al Juancar dándole la espalda -literalmente- a su supuesta prole mientras se dirige hacia las sombras que hay a la izquierda, de una oscuridad insomne nacida posiblemente del potochop, al igual que el aura oscura a su alrededor (aspecto indudable de su pertenencia al lado oscuro, no hay más que ver su semblante)
Miremos además como su hombro izquierdo -el de nuestra derecha- se desmaterializa, lo que nos indica que es cierto que es un espectro, NO es un fotomontaje. En realidad el rey no estaba allí, simplemente se apareció en la foto.
No dejemos pasar tampoco el gesto de increíble desamparo del pobre y melancólico Albert unido al resentimiento de Ingrid, casi como si estuviesen viendo realmente al rey. Para el personaje que hay entre ambos -que ni es citado en el pie de página con su retórica conjunción, falta ortográfica incluida- no hay palabras, es indescriptible.
Periodista Digital 7-10-2012. Enlace a la noticia.
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